El caos de despertar

Un año más reviso mi negocio, y cuando lo hago, se destapan y abren aspectos que desconocía.

El caos de despertar

Desorden. Mucho lío. Mucha información. Se mezclan las palabras, las sensaciones. No está claro dónde poner el foco ni cómo elegir dónde hacerlo. 

Parece desmoronarse algo… todo. Yo lo llamo “morir un poco”. Debería llamarse sólo “morir”, porque siempre morimos un poco, nunca por completo. O al menos no de forma inmediata. 

Puedo decir que morí completamente a la que era hace, tal vez 20 años, pero aún sigo siendo la de 5 muchas veces, así que no estoy tan segura de haber muerto tanto, de haberme transformado tanto. 

Ir a casa, volver al origen, recordar, entrar en la espiral portal del alma hacia adentro es caótico. Viví en la ilusión de que podía ser un camino de paz un tiempo y muchas veces creí que el caos que sentía adentro del cuerpo y afuera, era porque estaba haciéndolo mal, porque no estaba realmente en mi camino. ¡Qué ilusa! Hoy puedo ver, puedo saber y corroborar que no hay nada más caótico y desordenado que el proceso de despertar, de abrir a la conciencia nuestros aspectos inconscientes para llevarlos luego a la Supraconsciencia que al mismo tiempo es la que nos guía en ese camino. 

Todas mis Yo en distintos planos y dimensiones, se saludan un instante, se despiden, vuelven a encontrarse… y siguen buscando alinearse. Están cada vez más cerca y ahora todas saben que alinearse no es sinónimo de “paz”. Puede que empiece a despedirme de esa palabra y la retire de mi bagaje de palabras. 

A veces mi honestidad conmigo misma me hace abrir los ojos de sorpresa en un pensamiento de “wow! ¿ésto estaba adentro mío? ¿ésto estaba sintiendo? A veces lo que se refleja no es la imagen más linda, más agradable, pero soy yo. 

Éstos últimos meses he vuelto a revisar mi negocio y cada vez que lo hago, toco nudos personales que estaban olvidados, no por casualidad, sino de forma convenientemente inconsciente. Por alguna razón abril es el mes en que suelo hacer ésto, y tal vez sea por mi diseño humano generador manifestante que recién descubro, es que suelo querer cambiar, evolucionar a más, salirme de lo conocido. “C*lo inquieto” me dijeron alguna vez… o “Fueguito inquieto”, que es mi preferido. 

No lo puedo evitar y no lo quiero evitar. Es esa “inquietitud” fogosa la que me hace llegar a puntos tan profundos en mí y conectar los puntos de la constelación de mi vida, como si desenredara un ovillo de lana o esa cadenita que te encanta y siempre se te anuda.  

Hoy tengo el cuerpo un poco confundido con el destino de Enya y siento que hay mucho que hacer. Entre esas cosas, tomar decisiones que sean definitivas y no que estén cambiando año a año, y a partir de ahí, sí poder tomar otras decisiones que puedan mutar con el paso del tiempo. 

Busco orden en el caos, siempre… y suelo desordenarme a mí misma cuando estoy ordenada. “Fueguito inquieto”. 

Mirarse, auto estudiarse, conocerse, los procesos de interiorización profundos, son caóticos. Esperar lo contrario es un brutal autoengaño y resistencia. No se limpia toda una casa sin levantar polvo, sacar los muebles de lugar y luego volver a acomodar, y es un proceso que se hace una y otra vez. 

Limpiar la casa uterina, no es la diferencia. Mientras acompaño mujeres valientes y expansivas en su camino de sanación, no pierdo de vista mi propio proceso. 

Mi casa hoy está un poco desordenada, y al mismo tiempo tiene luz y magia que la hacen hermosa. 

Mi útero hoy está un poco desordenado, pero está más ordenado que antes y también tiene luz y magia. 

Mi mente lógica pierde protagonismo y la fluidez dejan de ser un palabrerío popular del momento para convertirse en caminar lento y atenta a lo que se me pide y elijo desde las entrañas.

Sigo en el camino…

Pao.-


Te puede interesar
Accede con tu cuenta de Espacio Enya
¿Ya tenes cuenta?
Iniciar sesión
Cerrar X